Otra revolución naranja
Están de moda estos últimos años las revoluciones naranjas (ya no rojas por supuesto), la primera fue de los ciudadanos ucranianos, hartos de su anterior gobierno. Ahora, la que se ha llamado la Revolución Azafrán la de los monjes birmanos, aunque esta hace presagiar un final algo más virulento.
El ejército de Myanmar, bajo la tutela de los chinos y con el consentimiento de la Rusia de Putin, ya han comenzado a hacer de las suyas, unos y otros se frotan las manos ante los importantes acuerdos mineros y de explotación de las minas de gas.
Las noticias desde el otro lado del mundo llegan en instantes, ni la televisión corre tanto y se tiene que apoyar la gran red para aportar pruebas de un gobierno corrupto, como el vídeo que corre por youtube de la boda por todo lo alto de la hija del Jefe del Ejército, según leo en el País o como utilizan Google Earth para encontrar bases militares.
Que internet crea estados de opinión que se corren como la pólvora, que explote.
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